El pasado mes de julio, Quesería La Antigua de Fuentesaúco viajaba hasta Moscú para participar, junto a su importador en Rusia, en unas promociones conjuntas. Entre clases magistrales, intensas jornadas de promociones y grandes atascos, tuvimos la oportunidad de conocer a un gran cocinero que está revolucionando el panorama gastronómico ruso. Se trata del chef Adrián Quetglas.
Adrian Quetglas, argentino forjado profesionalmente en España y afincado en Moscú, es un cocinero ilustrado y con talento que se está fijando en los elementos gastronómicos más emblemáticos de Rusia y los reinventa en versión alta cocina moderna. Tiene diferentes recreaciones de la ensaladilla Olivier, realmente extraordinarias, así como de otros platos, entre las que sobresale el célebre Borscht (sopa de verduras que incluye, generalmente, raíces de remolacha que le dan un color rojo intenso característico).
Quedamos con Adrián y como no podía ser de otra manera, lo hacemos en uno de los múltiples restaurantes moscovitas que asesora y dirige. El encuentro se desarrolló a la perfección, oportunidad de conocer a uno de los cocineros más ilustres de Moscú en su propia casa, concretamente en ‘El Jardín’.
El porqué del nombre lo descubrimos nada más entrar: enorme vegetación ambientada con un sonido que emulaba a la perfección el cantar de los pájaros y su tranquilidad y unos aromas que envuelven todo ese espectacular marco recreando las fragancias propias de un jardín. Elegimos sentarnos en un rinconcito, en una mesa muy acogedora para disfrutar lo máximo posible de ese momento e inmediatamente nos fueron servidas unas cervezas rusas muy deliciosas. Aproximadamente el reloj marcaría las 17.00 horas cuando entramos allí y, la verdad es que, no habíamos picado en abundancia durante todo el día, con lo cual Adrián insistió en que comiéramos algo. ¡Qué gran acierto fue el hacerle caso!
Mientras le hablábamos sobre nosotros, nuestros proyectos y nuestros quesos, vimos venir a la camarera con una especie de decantador que no contenía vino, sino ¡GAZPACHO! Curiosa manera de servir el gazpacho, nunca antes vista por nuestros ojos.
¿Qué podemos decir de ese gazpacho? No sé si era por estar tan lejos de casa o porque era una receta diferente pero ha sido, sin duda, uno de los mejores gazpachos que hemos probado jamás.
Tras el gazpacho, un gran sorbo de cerveza rusa limpió “nuestros gaznates”, como dirían los piratas. Con el buen sabor de la cerveza, atacamos el segundo entrante, que consistía en pulpo con patatas.
Pero tenía un elemento especial: helado de queso español. La conjunción del pulpo con el helado nos produjo unas sensaciones muy vivas y placenteras en el paladar, ¡Todo un gran descubrimiento! Para finalizar “nuestro picoteo”, nos sirvieron un plato que, a primera vista, parecían carrilleras estofadas, pero no, era lengua de ternera con espuma de almendra sobre una salsa de calabaza.
Solo puedo decir que, aunque no somos muy afines a esa parte de la ternera, tuvimos que rendirnos a la evidencia de que era algo delicioso, que se fundía en la boca como si fueran las propias carrilleras… MMM! (estamos salivando sólo de recordarlo). Como no queríamos robarle mucho tiempo a Adrián dada la cantidad de trabajo que tiene, nos despedimos de él no sin antes obsequiarle con una pequeña muestra de nuestros quesos, en agradecimiento del trato dispensado tanto por él como por su gran equipo.
Salimos de ese jardín emulado a la perfección con un gran sabor de boca, tanto por los platos que pudimos degustar como por haber descubierto a una persona humilde, apasionada de su trabajo y con una gran calidad humana. Por ello, desde este espacio hemos querido compartir con vosotros uno de nuestros mejores descubrimientos e invitaros a que si tenéis la oportunidad de viajar hasta tierras moscovitas hagáis una visita al Jardín de Adrián Quetglas del que saldréis, sin duda alguna, hechizados como nos pasó a nosotros.